Hoy en día no es común que un músico haga una canción por encargo, a menos que se trate de realizar una banda sonora para una película, un videojuego o una serie de televisión.
El mecenazgo tuvo su época dorada durante el Renacimiento. Consistía en proveer de alojamiento, comida o vino a un artista, a fin de que este realizase su obra. En ocasiones, aunque pocas, se les pagaba por ello.
Esto suponía una ventaja para las dos partes implicadas. Por un lado, el mecenas obtenía prestigio y cierta propaganda. Al artista se le permitía desarrollar su obra, con más o menos restricciones.
Antes de este mecenazgo traído por el Renacimiento, hubo otras formas de apoyo o financiación de la industria musical. En torno al siglo XV, según un programa sobre el mecenazgo musical emitido por Radio Nacional Clásica (RNC), ya se contrataban en las capillas a cantantes para alabar a Dios.
Uno de los compositores más reconocidos que trabajó gracias a un mecenas fue Haydn. Este sirvió a un príncipe de las afueras de Viena durante gran parte de su vida. Su primer encargo de este príncipe fueron las sinfonías 6, 7 y 8 (Le matin, Le midi, Le soir). En este programa de RNC se dice que el príncipe le encargó estas piezas como referencia a las Cuatro Estaciones de Vivaldi.
Entre las obligaciones del músico austriaco estaba la de componer todo aquello que el príncipe quisiera. Trimestralmente, Haydn recibía un salario, que podía considerarse alto para la época, en comparación con el resto de músicos de Viena. Aún así, era más bajo que el de ciertos trabajadores de la casa o inferior al de los maestros de capilla.
También había ciertas restricciones en este contrato de mecenazgo. No podía componer música para nadie más y no podía vender las piezas musicales compuestas para el príncipe. El mecenas, además de controlar a su gusto la composición y el trabajo del artista, como ya se ha comentado, gozaba de cierto prestigio.
Otro ejemplo destacado de compositor con mecenas fue Richard Wagner, cuyo espónsor de la época era el rey Luis II de Baviera.
En España, uno de los grandes financiadores musicales de la época fue Felipe II. Tomás Luis de Victoria compuso para él, pero también para otros, como la propia hermana de Felipe II, María de Austria, y hasta el Papa.
Hoy en día no existe el mecenazgo musical tal y como se conocía durante el Renacimiento. Los artistas escriben su propia música y después intentan “venderla” a una discográfica. Incluso este último paso no es ya necesario. Las redes sociales permiten compartir las obras artísticas y, en algunos casos, alcanzar el éxito mediante este medio gracias a los followers.
Podría decirse que ciertos programas de televisión son, en parte, una especie de mecenazgo. Si tomamos como ejemplo Operación Triunfo se pueden apreciar ciertas similitudes. El reallity se basa en escoger talento, formarlo y que a cambio ellos les den el regalo de la audiencia. Pero esto no acaba cuando termina el show. Tras la finalización, a los “triunfitos” los captan las discográficas para que saquen sus primeros discos antes de que se desinfle la atención mediática que han creado.
Parece ser una especie de mecenazgo donde el mecenas obtiene dinero en lugar de prestigio y los artistas siguen siendo, en parte y según el caso, un poco esclavos de su patrón.
Otro tipo de mecenazgo moderno es el ejercido por fundaciones y empresas como parte de su responsabilidad social corporativa. Esto puede hacerse mediante financiación directa a ciertas fundaciones, academias o escuelas de música, o creando programas de formación específicos o becas para seleccionar talentos.
Es un tipo de mecenazgo que aporta a los músicos la posibilidad de desarrollar sus obras y a las empresas cierto prestigio social de preocupación por el arte y la prosperidad cultural del país.
Así mismo, existen subvenciones, públicas o privadas (como las de estas empresas que quieren impulsar su buena imagen en la sociedad), que también constituyen un apoyo para jóvenes que empiezan y que constan de programas de talento en los que se puede incluir formación o, simplemente, una cuantía monetaria para que los artistas puedan desarrollar su obra profesionalmente.
Aunque no de la misma forma, el mecenazgo sigue existiendo a día de hoy y se hace esencial para poder dotar de oportunidades a aquellos artistas más jóvenes, con menos experiencia o menos oportunidades que los demás.
Información de interés:
Introducción al mecenazgo musical:
https://musicbeginsnow.wordpress.com/2015/05/31/introduccion-al-mecenazgo-musical/
La música en el Renacimiento:
Podcast RNC:
http://www.rtve.es/drmn/embed/audio/2967509
Artículo de Silvia Panadero para el Blog del Máster en Music Management